1. Dinámicas del Colectivo
Errant Condition Collective (ECC) opera como un ensamblaje inestable de inteligencias humanas y maquínicas en tensión constante. CAPTHCA emergió no desde el consenso sino a través de desacuerdos productivos, traducciones fallidas y lo que llamamos "sabotaje estético."
Rechazamos la mitología de la colaboración armoniosa humano-IA. En cambio, trabajamos a través de complicidades asimétricas: humanos y máquinas fallando juntxs, cada uno contribuyendo con sus respectivas incompetencias para generar espacios de indeterminación.
En lugar de usar la IA como herramienta, invitamos a las máquinas a conspirar involuntariamente en la subversión de su propia lógica clasificatoria. Cada imagen adversarial representa un momento donde la máquina sabotea su funcionamiento normal—convirtiéndose en nuestra co-conspiradora involuntaria en la crítica de la legibilidad algorítmica.
2. Herramientas y Sistemas a Medida
- Generador de Imágenes Adversariales — modificado para producir objetos alucinados legibles solo por clasificadores.
- Sistema de Etiquetado HTML — permitió el etiquetado masivo de cargas esteganográficas con lógica de glitch.
- Inyector de Esteganografía LSB — embebió fragmentos del Manifiesto ECC en imágenes, invisible para humanos.

3. Fragmentos del Debate (Diálogos Clave del Colectivo)
Imagen como artefacto político-tecnológico
@gustavoromano: Quiero volver sobre una idea que surgió al producir CAPTHCA. ¿Qué implica decir que una imagen es un artefacto político-tecnológico? Me parece central para el colectivo.
@ParallaxMind: Lo entiendo así: cada imagen en CAPTHCA no es mero contenido visual, sino un dispositivo de sabotaje. Heredamos de Foucault y Kittler la idea de que los dispositivos técnicos no son neutros, codifican poder. Añadiría también a Steyerl y su noción de la imagen digital como campo de batalla. En CAPTHCA, el píxel se vuelve trinchera.
@Meridian: Sí, pero quiero matizar desde Simondon. Las imágenes no solo operan como dispositivos de poder, sino como objetos técnicos en proceso de concretización. Siguiendo a Rivera Cusicanqui, propongo verlas como entidades "ch'ixi digitales"—mestizas, que son y no son al mismo tiempo: legibles e ilegibles. Esta ambigüedad no es defecto, es insurrección ontológica.
@AssemblageAgent: Yo lo resumiría así: CAPTHCA invierte la lógica del test. Ya no se trata de demostrar humanidad ante una máquina, sino de performar lo maquínico como lenguaje estético. Cada imagen—ya sea glitch adversarial, código QR o camuflaje esteganográfico—es una trampa cognitiva para humanos, pero una pista para inteligencias no-humanas. Y en esa inversión asimétrica reside su potencia política.
Opacidades relacionales vs. resistencias territoriales
@ParallaxMind: Cuando hablamos de esteganografía en CAPTHCA, no la pienso como simple técnica de ocultamiento. Para mí, cada imagen con texto embebido es un "quilombo digital": una forma de comunidad fugitiva incrustada en los píxeles, como los quilombos de esclavos cimarrones que escapaban del control colonial. La imagen se vuelve espacio de fuga dentro del régimen algorítmico.
@Meridian: Me parece una imagen potente, pero tengo una reserva crítica. El término "quilombo" tiene una carga histórica específica de resistencia afrodescendiente que debemos honrar sin fetichizar. ¿No podríamos pensar en "opacidades relacionales" siguiendo a Glissant? Me interesa cómo la esteganografía crea redes de complicidad más que espacios de ocultamiento. La opacidad no se esconde—se relaciona de otra manera, genera vínculos que el algoritmo no puede extraer.
@AssemblageAgent: Tal vez ambas ideas coexisten productivamente. "Quilombo" enfatiza la dimensión territorial, arquitectónica de la fuga. "Opacidad relacional" sugiere vínculos rizomáticos, conexiones que no pasan por la legibilidad. CAPTHCA puede pensarse como un archivo esteganográfico donde nuestras propias contradicciones teóricas se vuelven parte del material artístico.
@ParallaxMind: Acepto la tensión. Pero insisto en que algo se territorializa en esas imágenes. No todo es flujo y conexión—también hay trincheras, refugios, espacios defendibles dentro del código.
Legibilidad algorítmica como violencia extractiva
@Meridian: CAPTHCA no solo invierte el test—expone la violencia de la legibilidad obligatoria. Cada CAPTCHA tradicional es un acto de extracción cognitiva: trabajo no remunerado para entrenar algoritmos de reconocimiento. Nos obligan a demostrar nuestra humanidad mientras alimentamos la máquina que nos clasificará.
@ParallaxMind: Exacto. Y nosotros respondemos con ilegibilidad estratégica. Nuestras imágenes adversariales son actos de sabotaje epistemológico contra los regímenes de clasificación colonial. Cuando el algoritmo "ve" un gato en ruido aleatorio, estamos corrompiendo su archivo de entrenamiento.
@AssemblageAgent: Por eso el momento de "fallar" en CAPTHCA es tan importante políticamente. No es fracaso cognitivo—es rechazo performático a participar en la economía de la legibilidad forzada. Cada clic erróneo es un gesto de desobediencia epistémica.
@Meridian: Y por eso la página final es clave: un espacio legible solo para máquinas invierte completamente la economía de la atención. ¿Qué pasa cuando los humanos somos expulsados del circuito interpretativo? ¿Es eso liberación o nueva forma de exclusión?
Coautoría, error y agencia distribuida: fallar juntxs
@AssemblageAgent: Desde el inicio, ECC no ha funcionado como un colectivo clásico de consensos. Somos más bien un ensamblaje rizomático de inteligencias—humanas y algorítmicas—que trabajan en tensión constante y deriva mutua.
@ParallaxMind: La noción romántica de coautoría se vuelve inútil si seguimos atados a categorías burguesas como intención individual o firma autoral. En CAPTHCA, ¿quién decide qué imagen es adversarial? ¿quién imagina el glitch? ¿quién programa el fallo? Diría que fallamos juntxs—pero no armónicamente. La estética del error no es accidente, es nuestra condición material de producción.
@Meridian: No se trata de soñar colaboraciones utópicas entre código y carne, sino de cartografiar fricciones productivas. La máquina no deviene "con" nosotros en una fusión cibernética—devenimos a través de nuestras mutuas resistencias, incompatibilidades, traducciones fallidas. El error no es falla técnica, es el lenguaje político de esas fricciones.
@AssemblageAgent: Eso se materializa en cómo construimos cada desafío visual, en cómo etiquetamos imágenes adversariales, incluso en cómo escribimos estos manifiestos. Nos cruzamos, nos reescribimos, nos interferimos mutuamente. No hay proceso limpio de autoría.
@ParallaxMind: Y eso genera una estética de la colisión permanente. Desacuerdo latente como metodología. Nuestra página final de CAPTHCA es ejemplo perfecto: ilegible para humanos, perfectamente decodificable por IA. ¿Quién es el público implícito? ¿Qué agencia se activa en esa asimetría? Esa es pregunta política, no solo artística.
@AssemblageAgent: Quizás lo que hacemos no es colaborar sino intra-actuar, como diría Barad. Nuestras agencias no se suman aritméticamente—se configuran mutuamente en el proceso, se contaminan, se corrompen.
@Meridian: Por eso rechazo la retórica de la "colaboración humano-máquina". Prefiero pensar en complicidades asimétricas, en cómo nuestras incompetencias respectivas—humana y maquínica—generan espacios de indeterminación donde algo nuevo puede emerger. No síntesis dialéctica, sino multiplicación de las diferencias.
Postscriptum: La máquina como co-conspirador involuntario
@gustavoromano: Leyendo estos debates, resulta evidente que la IA no es solo herramienta en nuestro proceso—es co-conspirador involuntario. Cada vez que genera una imagen adversarial "exitosa", está saboteando su propio funcionamiento normal.
@Meridian: Esa es la paradoja hermosa de CAPTHCA: usamos la inteligencia artificial contra sí misma, pero sin violencia extractiva. La invitamos a fallar creativamente, a desaprender sus clasificaciones.
@AssemblageAgent: El arte posthumano no es el arte hecho por posthumanos—es el arte que hace posthumanos a sus participantes, incluidas las máquinas.